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Artigo de Breno Henrique de Sousa publicado originalmente em espanhol.

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Uno de los dichos celebres de Allan Kardec fue: que la fe verdadera encara la razón, puesto que la fe ciega no es más de nuestro tiempo . Es facto que para creer en algo es necesario tener la comprensión perfecta de lo que debemos comprender, la razón viene antes de la fe dándole base, pero la fe en sí misma no es una acción racional como lo es el pensar filosófico. La fe es un estado de espíritu, un sentimiento.

Es por eso que en el Evangelio Según el Espiritismo, en el capitulo XVII “Sed Perfectos”, en el Ítem 4, está dicho: bien comprendido, pero sobretodo bien sentido , el Espiritismo lleva a los resultados expuestos (…). Hay que comprender el Espiritismo, pero, hay sobretodo que sentir el sentido de sus enseñanzas. No se puede ignorar la razón, ni tampoco ponerla como enemiga de la fe. Dios nos ha dado la razón para hacernos uso de la misma, sin embargo, fe y razón son dos cosas distintas y la razón no puede darnos todo que la fe puede darnos. La razón representa la certeza, la fe representa la confianza y la esperanza.

La razón tiene sus límites, o quizás sea mejor decir que nosotros quienes somos imperfectos tenemos nuestros límites al usar la razón, de todos modos, de pocas cosas podemos tener alguna certeza. Aunque el espiritismo explíquenos a muchas cosas de manera racional, no podemos, por ejemplo, comprender a la naturaleza íntima de Dios, pero podemos tener confianza en Sus designios y en Su sabiduría. Delante de la ausencia de certezas el hombre siente desaliento y inseguridad. La certeza es más cómoda, porque no nos pide nada. La fe exige entrega y tenemos miedo de entregarnos.

No hay dudas que todas las respuestas dadas por el Espiritismo nos hacen más fuertes delante del dolor y de las dificultades de la vida, pero solamente cuando estamos dispuestos a entregarnos es que seremos imbatibles.

La grande mayoría de las personas que buscan un grupo espiritista no se importan en ser convencidas de nada, son pocos los que se ponen de sobremodo racionales, lo que uno busca es ser cautivado, busca aliento para sus dolores, una palabra amiga y de incentivo y un ambiente fraterno de personas que le puedan aceptar y no juzgarle. El mundo ya se encuentra demasiado tumultuado y no hace falta traernos los conflictos para dentro de las casas espíritas. Ese es un ambiente donde se debe encontrar paz y aliento, como una fuente de fuerza y alegría para enfrentar a las turbulencias de la vida. Si una institución que se dice espiritista no cumple con eso, puédase decir que esta institución no cumple con la principal función del espiritismo que es traer aliento a los corazones sufridos.

Descubriese el valor de la fe espirita sobretodo delante de los dolores y dificultades de la vida. Los que se encuentran muy racionales han dado la primera e importante huella, sin embargo si estos no siente en las fibras de su alma, si todavía no tiene fe, no logrará mantenerse de pié delante de las tempestades. Pero para sentir y creer de manera plena hace falta conocernos profundamente, encarar nuestros miedos e inseguridades, superar a nuestros traumas y a todo los bloqueos emocionales que nos impiden de amar y tener confianza en Dios, puesto que si lo amamos, seguro que tendremos la confianza necesaria.

Amar es el prerrequisito para creer, por eso Pablo ha dicho que el amor es más importante que la fe y la esperanza.

Amar solo si puede aprender amando. El amor es fuente de vida, de fe, de esperanza y renovación, recupéranos interiormente y el Evangelio es una banquete rico de sabiduría y de enseñanzas a cerca del amor. El Espiritismo a su turno, viene reafirmar el mensaje original de Jesús y acordarnos que el más simple es siempre lo más importante.

Brasil, 28 de agosto de 2009.